Las abejas son vitales para un medio ambiente y una economía sanos. Además, son pequeños insectos sencillamente hermosos y fascinantes. Pero, ¿qué los hace tan especiales?
La necesidad de las abejas
Necesitamos abejas. Puede que las demos por sentado, al igual que otros polinizadores como las mariposas y las moscas voladoras, pero son vitales para un suministro de alimentos estable y saludable y la clave de la dieta variada, colorida y nutritiva que necesitamos (y esperamos).
Las abejas están perfectamente adaptadas para polinizar, ayudando a las plantas a crecer, reproducirse y producir alimentos. Lo hacen transfiriendo el polen entre las plantas en flor y manteniendo así el ciclo de la vida en movimiento.
La gran mayoría de las plantas que necesitamos para alimentarnos dependen de la polinización, principalmente de las abejas: desde las almendras y la vainilla hasta las manzanas y las calabazas. Las abejas también polinizan alrededor del 80% de las flores silvestres de Europa, por lo que nuestro campo sería mucho menos interesante y hermoso sin ellas.
Pero las abejas tienen problemas. Existe una creciente preocupación pública y política por el declive de las abejas en todo el mundo. Este declive se debe a una combinación de tensiones: desde la pérdida de hábitats y fuentes de alimento hasta la exposición a pesticidas y los efectos del colapso climático.
Más que nunca, debemos reconocer la importancia de las abejas para la naturaleza y para nuestras vidas. Y tenemos que convertir esto en acción para asegurar que no sólo sobreviven, sino que prosperan.
Las abejas son un símbolo fantástico de la naturaleza. El hecho de que tengan problemas es una señal de que nuestro entorno natural no está en la buena forma que debería.
Al mantener el ciclo de la vida en movimiento, las abejas realzan el color y la belleza de nuestro campo. Alrededor del 80% de las flores silvestres europeas necesitan la polinización de los insectos. Muchos de ellos, como las dedaleras, los tréboles y las vezas, dependen de las abejas.
Los polinizadores permiten a las plantas dar frutos, sembrar semillas y reproducirse. Esto, a su vez, proporciona alimento y hábitat a una serie de otras criaturas. Así que la salud de nuestros ecosistemas naturales está fundamentalmente ligada a la salud de nuestras abejas y otros polinizadores.
El mantenimiento de nuestra flora autóctona también depende de la existencia de poblaciones sanas de polinizadores. Esto incluye flores silvestres como amapolas, acianos y campanillas, así como árboles y arbustos. La estrecha relación entre los polinizadores y las plantas que polinizan queda patente en los descensos paralelos observados en el Reino Unido y Europa: el 76% de las plantas favorecidas por los abejorros han disminuido en las últimas décadas, y el 71% han sufrido contracciones en su área geográfica.