La mayoría de la gente está de acuerdo en que las abejas melíferas no perforan los pétalos en busca de néctar, pero aquí vemos abejas melíferas perforando flores de calabaza.
La sabiduría convencional nos dice que las abejas melíferas no pueden perforar los pétalos de las flores. Mientras que otras especies perforan voluntariamente los pétalos para alcanzar los ricos néctares, las abejas melíferas no suelen ser acusadas de este delito. En cambio, se atribuye este comportamiento a los abejorros, las abejas carpinteras, algunas avispas solitarias, las hormigas y los escarabajos.
Perforar el exterior de una flor para alcanzar los nectarios se denomina "robo de néctar". Se considera "criminal" porque el insecto roba néctar sin dar nada a cambio.
El néctar está diseñado para atraer a los polinizadores
Las plantas segregan néctar para atraer a los polinizadores, con la esperanza de que transfieran el polen de una planta a otra mientras sorben el dulce líquido. La transferencia de polen de la parte masculina de una flor a la parte femenina de otra se denomina polinización cruzada. Dado que la transferencia de material genético es vital para las plantas con flores, éstas gastan mucha energía en atraer a los polinizadores para que hagan el trabajo.
Entre las cosas que hacen las plantas para atraer a los polinizadores están los olores deliciosos, las flores coloridas, los aceites tentadores y, por supuesto, el suculento néctar. Todas estas atracciones son caras en términos de energía, pero merecen la pena si la planta obtiene a cambio una polinización adecuada. Es el quid pro quo del mundo vegetal.
El robo de néctar es como una acción de aplastar y agarrar.
Cuando un polinizador entra en la parte posterior de una flor y roba la mercancía, pasa por alto las partes reproductivas de la planta y nunca toca el polen. Como un ladrón que entra en una tienda, el polinizador entra por la puerta trasera y se lleva las cosas sin pagar.
Las abejas roban el néctar si no pueden alcanzarlo fácilmente. Por ejemplo, las abejas de lengua corta a menudo no pueden alcanzar el néctar de la base de una flor larga en forma de tubo. Saben que está ahí, pero su lengua es demasiado corta o su cuerpo demasiado grande para alcanzarlo.
Por eso, en lugar de esforzarse por entrar en un espacio estrecho, se dirigen al exterior de la flor y se introducen en la base. Una vez alcanzada, la abeja la engulle con la lengua.
Las abejas de la miel dejan que otras abejas hagan agujeros
Se supone que las abejas de la miel no hacen agujeros en las flores porque sus mandíbulas tienen los extremos redondeados, más en forma de cuchara que puntiagudos. Por lo tanto, cuando una abeja de la miel roba néctar, suele utilizar un agujero que alguna otra criatura ha creado convenientemente. A veces se pueden ver los agujeros dejados por abejorros o escarabajos, que aparecen como grietas de bordes marrones, similares a frutas dañadas.
Y hablando de fruta, también se puede encontrar fruta madura con agujeros hechos por avispas u otros insectos.